Glicinas al viento
Al regreso de mi viaje,
miré al cielo,
y en vez de nubes furtivas,
me sorprenden las glicinas florecidas.
El viento las mece,
como acunando un gran sueño,
se acomodan, se sonríen,
y buen aroma despiden.
Me fascina su color,
me enternece su hermosura,
contrastan con el naranja
de las flores de la dura.
El sol les pone su brillo,
el viento les da su candor.
- No las despojes, tormenta
si sus pétalos son un primor.
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