Cita con tu ausencia
Luis del Val.- Programa "Hoy por hoy" Mini sección: "Escrito en el aire" en la que suele leer delicias como ésta. La fotografía: de "El Refugio de la Playa"
"A veces, escribo una carta porque puedo pensar las cosas que no me atrevo a decirte cuando estás delante. Y me tiro de cabeza al pozo de mis emociones, y nado entre las aguas cálidas de los recuerdos, y se me ocurren ejemplos que, con tu mirada sobre la mía, puede que nunca acudieran a mi pensamiento.
A veces, me gusta estar contigo. Pero a solas. Junto a ti, pero con tu ausencia. Porque es otra manera de percibir el flanco que no está, el gesto que recuerdo y no veo, el sonido de una voz familiar de la que conozco casi todos los matices. Y me pongo a escribirte para volcar las cosas que no te digo y confesar estados de ánimo que me cuesta definir, temblores de las profundidades tan espontáneos que necesito un poco de calma y reflexión para explicarlos.
A veces, como si fuera un escolar que estuviera en el parvulario del amor, me gusta ponerme frente a una página vestida de novia, y dibujar sobre el blanco papel la geografía de unos sentimientos que no se hubieran suscitado si no te hubiera conocido, y que son tan distintos como el pan caliente salido del horno y las brasas de la leña que lo hornean.
A veces, me gusta enviarte una carta con el falso motivo de narrar agitaciones y turbaciones mías. Pero en realidad, como excusa para tratar de explicarme a mí mismo lo que no tiene explicación, porque las exaltaciones no son aritmética y la ternura no es geometría.
A veces, te mando una carta y me quiero imaginar que mi amor se ha doblado en cuatro, y cabe en tu bolso, y lo puedes desplegar como si yo fuera un libro y leer parte de mi alma en esas líneas que a lo mejor sólo dicen, de manera complicada, algo tan sencillo como "te quiero".
Comentario de Paula: A veces me interno en El Refugio de la Playa justamente para éso, refugiarme plácidamente y alejarme del ajetreo habitual. En esta página encuentro algo de paz, esa que necesita mi cuerpo y mi alma para luego continuar.
Recuerdo mis primeras visitas en el navegador. Buscaba algo, un no se qué, algo que mi hiciera olvidar de la terrible e irreparable pérdida de uno de mis seres más queridos. Navegué días, largas horas. Hasta que encontré El Refugio de la Playa. La web española, yo argentina. La visita era casi diaria. Me permitió sobrellevar muchos pesares, y me ayudó a salir de mi angustiosa soledad. No encuentro palabras para describirlo, y si lo haría, seguramente muchas quedarían en el tintero o en lo más profundo de mi subconciente. Porque lo tengo todo guardado con mucho afecto, como si fuera en un cofre de amor.
Y cuando encontré y leí el artículo de Luis Val, me llegó al corazón. Por eso me tomé el atrevimiento de copiarlo para compartir con ustedes.
Hasta pronto.
Paula
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